La Agroecología.
JUAN JOSE CASTILLO RODRIGUEZ
Especialista CIENCIAS AMBIENTALES
Magister DESARROLLO RURAL
Ph.D. DESARROLLO SUSTENTABLE
AGROECOLOGIA Y SEGURIDAD ALIMENTARIA
La
agroecología surge en Latinoamérica como respuesta a la crisis ecológica y
sobre todo frente a los graves problemas medioambientales y sociales generados
por la agricultura, denominada de “Revolución Verde”. Pronto se muestra,
también en Europa, como la ciencia necesaria para interpretar el grave
deterioro de los agrosistemas, que requerían cada vez más la utilización de
grandes cantidades de insumos para mantener sus capacidades productivas,
generando a su vez problemas de contaminación ambiental y toxicológica.
La
agroecología como ciencia puede ser definida como "la disciplina
científica que enfoca el estudio de la agricultura desde una perspectiva
ecológica, pretendiendo construir un marco teórico cuyo fin es analizar los
procesos agrarios desde una perspectiva holística (global), incluyendo las
perspectivas del espacio y del tiempo y considerando ensamblados los problemas
sociales, económicos y políticos como partícipes activos y pasivos en la
configuración y desarrollo de los sistemas agrarios". La agroecología,
como ciencia de síntesis, pretende dar respuesta a estas situaciones de
desequilibrio mediante un análisis global. La agroecología se manifiesta como
una ciencia viva, una ciencia con corazón, una ciencia que no pretende estar en
el pasado, ni en los libros, ni en las elucubraciones de los historiadores
agrarios. Una ciencia que no tiene límites, ni es aséptica, ni ajena a la
realidad tangible de la agricultura moderna de principios de siglo XXI. Una
ciencia políticamente democrática, porque incorpora y tiene presente en su
análisis a la mayoría de los ciudadanos, constituida inevitablemente por los
que aún tienen que nacer. Una ciencia económicamente justa y solidaria, en
cuanto valora la multifuncionalidad de las parcelas agrarias, especialmente en
los servicios que prestan a la naturaleza los campos cultivados: manteniendo el
paisaje, preservando la biodiversidad, conservando los suelos, sosteniendo una
población, su cultura, sus ritos y sus tradiciones..., al margen del valor que
puedan obtener sus productos en los mercados internacionales. Una ciencia
socialmente ética en la que aparece, como una inexcusable obligación por parte
de cualquier investigador vinculado, introducir tales consideraciones en sus
perspectivas de análisis. Por último la agroecología se define agronómicamente
sostenible, puesto que se dota de los instrumentos científicos necesarios para
el análisis y el diseño de sistemas agrarios perdurables. En la investigación
agroecológica se considera a los agrosistemas como las unidades fundamentales
de estudio. En tales sistemas la transformación de la energía, los procesos
biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigados y analizados como
un todo indivisible. Por lo tanto al agro ecólogo le interesa, no sólo la
maximización de la producción de un componente particular, sino más bien la
optimización del agrosistema como un todo. Es decir, se plantea la
investigación como una serie de interacciones complejas entre personas,
cultivos, suelo, animales, etc... por lo tanto sus herramientas de trabajo han
de ser las estrategias que permitan aprovechar las sinergias existentes entre
los distintos componentes del agrosistemas. Desde el momento en que se plantea
la necesidad de trabajar con unidades mayores que el cultivo (una cuenca, una
región agrícola...) y con procesos (reciclado de nutrientes...) la
especialización científica aparece como una barrera para un conocimiento más
global. Integrar todos estos elementos constituye un esfuerzo muy importante
para los investigadores que intentan su construcción, ya que transciende la
actuación de los propios grupos interdisciplinares en el sentido de que, más
que requerir una suma de conocimientos, requiere que desde distintas áreas se piense
en común, construyendo pensamientos globales que sirvan para diseñar un nuevo y
compartido espacio teórico.
Aunque
la agroecología aún no ha señalado sus límites, las investigaciones y trabajos
realizados hasta ahora, especialmente por el Dr. Miguel Ángel Altieri
(Universidad de Berkeley, California), han conformado un conjunto de premisas
que constituyen las bases epistemológicas de esta nueva ciencia emergente. 1.-
Los sistemas biológicos y sociales tienen un potencial agrícola. 2.- Este
potencial ha sido captado por los agricultores tradicionales mediante un
proceso de ensayo, error, selección y aprendizaje cultural. 3.- Estos sistemas
biológicos y sociales hay coevolucionado de forma tal que cada uno depende de
la retroalimentación del otro. 4.- El potencial de los sistemas agrarios y
sociales puede ser mejor entendido estudiando cómo las culturas agrícolas
tradicionales han capturado ese potencial. 5.- La combinación de los
conocimientos sociales y ecológicos, junto con el conocimiento desarrollado por
las ciencias agrícolas, puede mejorar ambos agrosistemas: los tradicionales y
los modernos. 6.- El desarrollo agrícola enfocado a través de la agroecología
pone su énfasis en la conservación de las opciones culturales y estrategias
agrícolas para el futuro y, en consecuencia, tendrá menos efectos perjudiciales
que los enfoques de la ciencia agrícola convencional. La dificultad de la
agroecología estriba, al menos respecto a otras ciencias, en que mientras en
las demás la suma de conocimientos sirven para caminar de lo desconocido a lo
conocido, en ésta la globalización o la síntesis desde distintos espacios del
conocimiento hacen avanzar desde lo conocido en la dirección de lo desconocido.
Mientras que en las otras ciencias el análisis y la reducción sirven para
aclarar y separar los elementos que definen un determinado comportamiento, en
ésta la globalización y la síntesis de cada una de las parcelas en que se
divide y subdivide la ciencia ortodoxa anulan los propios presupuestos de
partida creándose un espacio para la reflexión en vez de un espacio de
conclusión.
La
agricultura ecológica Desde la perspectiva agroecológica la "agricultura
ecológica" aparece como una más de las agriculturas alternativas. Después
de su regulación en la Unión Europea, esta consideración de
"alternativa" sólo es válida en la medida en que la agricultura
ecológica: - contribuya a crear un medio ambiente equilibrado, - proporcione
rendimientos sostenidos, - preserve la fertilidad de los suelos, - incremente
el control natural de plagas mediante la potenciación de los sistemas naturales
de control, - permita producir recursos que surjan como consecuencia de las
combinaciones de cultivos, árboles, animales, etc. en distintas composiciones
espaciales y temporales, aprovechando sus complementariedades y sinergismos.
Sin embargo la agricultura ecológica, tal y como la conocemos hoy, no llega en
muchos casos a ser más que un conjunto de normas y métodos, a veces con una
gran carga simbólica, que ha servido, y sirve indiscutiblemente aún hoy en la
actualidad, para resaltar la innocuidad de los usos y abusos habituales de la
agricultura química. La agricultura ecológica demuestra que es posible obtener
productos de mejor calidad sin contaminar el medio ni a las personas que en él
habitan.
Por lo
tanto, mientras que la agroecología es una ciencia, la agricultura ecológica
constituye una estrategia de tránsito hacia sistemas más sostenibles. Otras
estrategias como la producción integrada, la agricultura del no laboreo, la
permacultura, etc. forman parte de un conjunto de caminos que facilitan el
cambio a un modelo agrícola más humano y ecológico. Entre estos modelos, la
agricultura ecológica constituye sin duda la estrategia más armonizada y con un
cuerpo teórico más documentado.
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